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Gobierno de México enfrenta al monstruo que creó

Apatzingán, MÉXICO

Los grupos de civiles armados que desafían al gobierno en el anárquico estado de Michoacán se aferraron el miércoles a sus armas, mientras las autoridades federales batallaban para controlar un monstruo que ayudaron a crear: milicias ciudadanas que surgieron entre los agricultores y recolectores de limones para combatir un cártel narcotraficante.

"No nos van a molestar, pero ya no quieren que avancemos", dijo Hipólito Mora, cabeza de un grupo de autodefensa en el poblado de La Ruana. Los civiles armados ahora controlan las 17 municipalidades que componen el suroeste de Michoacán, cerca de un tercio de todo el estado. "No quieren que traigamos los armas a la vista", añadió.

El secretario de Gobernación (ministro del Interior) Miguel Angel Osorio Chong negó que se haya hecho un acuerdo con las autodefensas.

"Por parte de la autoridad no se va a permitir que se transite con las armas que están prohibidas por ley... se les deja con toda claridad que ellos no pueden estar armados", señaló Osorio Chong, aunque agregó que arrestar a las autodefensas no era el objetivo.

Líderes de las autodefensas exigen que el gobierno arreste a los siete máximos líderes del cártel conocido como los Caballeros Templarios antes de que consideren dejar las armas.

La noche del miércoles Monte Alejandro Rubido García, secretario ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública, informó que la policía federal había detenido a dos miembros de los Caballeros Templarios. Pero el portavoz del movimiento de autodefensas, Estanislao Beltrán, dijo que no estaban satisfechos con los arrestos, pues no se trataba de líderes del cártel.

El gobierno reforzó esta semana el despliegue de la policía federal en la rica región agrícola conocida como Tierra Caliente, y se comprometió a controlar la zona que ha estado durante al menos tres años bajo el dominio de un cártel seudoreligioso conocido como Caballeros Templarios. Pero la decisión se produce después de meses de tolerancia no oficial hacia los grupos de autodefensas que tomaron las armas contra el cártel, que comenzó en el tráfico de drogas y después pasó a extorsionar y ejercer un control económico total mientras el gobierno no actuaba.

Luego de un recrudecimiento en la violencia el fin de semana a medida que las autodefensas avanzaban, la tolerancia ha sido calificada como un precedente peligroso tanto dentro como fuera del país. El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo el miércoles que los enfrentamientos entre los grupos y el cártel son "increíblemente preocupantes" y "no está claro si a alguno de esos actores le preocupan los intereses de la comunidad".

"Lo que se generó fue un Frankenstein. Se les salió de control", dijo Erubiel Tirado, especialista en las relaciones entre civiles y militares de la Universidad Iberoamericana, en lo que calificó como una estrategia esquizofrénica que permite a la población civil hacer el "trabajo sucio" del gobierno.

Hasta el momento, las autodefensas han sido más eficaces que el gobierno, que ha enviado tropas a Michoacán por lo menos desde el 2006, cuando el expresidente Felipe Calderón lanzó su ofensiva contra el narcotráfico. Cuando las legiones de policías federales llegaron el martes para tomar Apatzingán, la principal población de la región agrícola y un bastión de los Caballeros Templarios, muchos residentes simplemente se encogían de hombros ante la exhibición de fuerza.

La policía enviada desde otros lugares no sabe dónde están los criminales, dijo el sacerdote Gregorio López, integrante de la diócesis de Apatzingán. Añadió que estaban al tanto de 10 almacenes donde se esconden hombres armados y que las autoridades no los iban a encontrar.

Sin reglas claras sobre el uso del ejército para cumplir funciones policiales, los soldados han sido lentos al momento de responder mientras el cártel ha seguido con sus actividades como si nada en Michoacán, incluyendo hacerse cargo de algunas exportaciones mineras a China, obligar a los civiles a manifestarse contra la policía y cobrar extorsiones sobre una amplia gama de actividades.

Las autodefensas saben quiénes son los criminales, a menudo con ayuda de los residentes locales que señalan a los matones que han extorsionado, robado casas y automóviles o secuestrado parientes. Estos grupos matan sin escrúpulos y llevan a los enemigos a cárceles improvisadas.

Los sicarios del cártel por lo general huyen antes de que las autodefensas lleguen a las poblaciones y queman vehículos para cubrir su huida. Y en cada nuevo poblado que toman las autodefensas, son recibidas por decenas de jóvenes entusiastas que quieren unirse al movimiento y "liberar" más ciudades.

El número de muertes en el conflicto entre las autodefensas y el cártel, que ya cumple un año, no está claro. Pero el recuento de homicidios en el estado se ha duplicado a más de 100 al mes desde septiembre en comparación con los meses previos.

En un primer momento las fuerzas federales arrestaron a miembros de las autodefensas cuando se alzaron en armas para tomar algunos poblados en febrero. Las autoridades calificaron el conflicto como una lucha entre cárteles de la droga. Pero a medida que la campaña de las autodefensas fue ganando terreno, las autoridades federales comenzaron a negociar con los grupos, y en octubre se ofrecieron a trabajar con ellos para evitar que atacaran Apatzingán.

El ejército y la policía federal han respaldado con patrullas y helicópteros sus campañas en los últimos meses, y durante los enfrentamientos del fin de semana se mantuvieron al margen sin intervenir.

El gobierno federal incluso protegió a uno de los principales líderes, José Manuel Mireles, cuando resultó herido tras un accidente aéreo a principios de este mes, y Osorio Chong alabó su trabajo.

Pero cuando Osorio Chong instó el lunes a las autodefensas a abandonar las armas y volver a casa, lo que consiguió en cambio fue un enfrentamiento entre los militares y los grupos que provocó la muerte de al menos dos civiles y derivó en una investigación sobre violaciones de derechos humanos.

Las autodefensas tienen por ahora el apoyo de los lugareños y se han hecho más fuertes y sofisticados, pero muchos activistas de derechos humanos y expertos legales advierten que podrían simplemente reemplazar al cártel como nueva autoridad al margen de la ley.

José Miguel Vivanco, el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), calificó la situación como "una estrategia de gobierno improvisada e incluso imprudente".

Las autoridades estatales y federales han dicho que algunos grupos de autodefensa han sido infiltrados por un cártel rival llamado Nueva Generación, del vecino estado de Jalisco, que combate a los Caballeros Templarios.

Los líderes de autodefensas lo niegan con vehemencia. Aseguran que financian su batalla con el dinero que los ciudadanos antes usaban para pagar las extorsiones del cártel, fondos que les pagan voluntariamente. También dicen que acaudalados terratenientes de la rica región agrícola donde se producen limones, aguacates y mangos han estado financiando su causa.

Vivanco teme que sea terreno fértil para abusos.

"No es difícil imaginar que estos grupos se involucren en las mismas actividades criminales --como extorsión y narcotráfico-- que el gobierno necesita erradicar (asumiendo que algunos no lo han hecho ya)", dijo a The Associated Press.

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