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Independentismo catalán no alcanza mayoría deseada

MADRID - Artur Mas, presidente regional de Cataluña, dijo el lunes que su plan para convocar un referéndum de independencia de España sigue adelante a pesar del castigo que su partido sufrió en las urnas y el rechazo del gobierno central de Madrid, que lo considera ilegal.

Los partidarios de realizar una consulta que empuje la separación de Cataluña del resto de España ganaron las elecciones del domingo por un estrecho margen, pero el futuro del plan quedó en entredicho por el retroceso global de las llamadas fuerzas soberanistas.

"Es obvio que la consulta es una condición a la que no podemos renunciar", dijo Mas en rueda de prensa. "Es bastante probable que el referéndum se produzca a lo largo de los próximos cuatro años".

Mas, presidente en funciones y líder de la coalición nacionalista Convergencia i Unió (CiU), convocó elecciones cuando restaban dos años para finalizar la legislatura y pidió una "mayoría excepcional" para liderar el proceso separatista.

Pero las urnas castigaron el domingo su apuesta con una amarga victoria.

A pesar de la mayor participación electoral en 25 años, casi el 70%, perdió miles de votos y hasta 12 escaños con respecto a 2010. El grupo pro independentista de izquierdas Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) duplicó su apoyo y se alzó con la segunda posición, pero el crecimiento más significativo en porcentaje de votos fue el de las formaciones que defienden una Cataluña dentro de España.

Mas admitió que el resultado no era el esperado pero descartó dimitir. Con 50 diputados de 135, se encuentra en una situación imposible para gobernar en solitario y necesitará apoyos.

El mandatario reclamó corresponsabilidad al resto de los partidos y aseguró que sin un gobierno sólido será imposible sacar a Cataluña de la crisis y recorrer el camino hacia la consulta y una eventual secesión.

"Si no nos acompañan otras fuerzas no podemos asumir la tarea en solitario", afirmó.

El Parlamento, que debe constituirse antes de Navidad ha quedado muy fragmentado y parece difícil que formaciones como el Partido Socialista, con 20 escaños, y el Partido Popular, con 19, presten su apoyo a Mas.

En ese sentido, reconoció que iniciará una ronda de contactos con los socialistas, que se oponen a la consulta, y con ERC, que suma 21 escaños y sí apoya el referéndum y la independencia de España. Aunque ambos son políticamente como el día y la noche.

"Coinciden en el asunto del derecho a decidir de los catalanes, pero en economía están completamente enfrentados", dijo Carlos Barrera, profesor de Comunicación de la Universidad de Navarra experto en Cataluña.

No es un asunto menor. Cataluña enfrenta una complicadísima situación económica. Mas ha defendido una dura política de recortes a la que se opone frontalmente ERC. Es la región más endeudada de España y ya ha comenzado a recibir dinero de un rescate de casi 7.000 millones de dólares pedido a Madrid para pagar sus facturas y evitar la bancarrota.

Oriol Junqueras, líder de ERC, avisó que cualquier acuerdo de gobernabilidad con CiU pasa por la celebración del referéndum y un cambio de rumbo radical en las políticas de austeridad. Mientras que Mas recordó que la austeridad viene impuesta de Europa y evitó hablar de condiciones previas antes de la negociación.

CiU, un partido de centro derecha de tradición moderada, jamás había llevado en su programa electoral una apuesta tan clara por la independencia y la construcción de un Estado separado de España. Tras la masiva manifestación nacionalista del 11 de septiembre, Mas aspiró a capitalizar ese fervor y planteó los comicios casi como un plebiscito. Pero no obtuvo el resultado esperado.

"Detectábamos un cambio sociológico en Cataluña a favor del soberanismo", consideró. "El pueblo se ha pronunciado y ahora el panorama que queda es más claro y es más complicado... Una cosa es lo que dice la calle y otra lo que dictan las urnas", agregó.

Por su parte, el gobierno del Partido Popular en Madrid exigió al presidente catalán que ordene sus prioridades y deje de enfrentar a los catalanes.

"Los ciudadanos quieren gobiernos centrados en la crisis y en crear empleo", señaló la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

A pesar de las palabras de Mas no está claro que la consulta vaya a salir adelante. Con los resultados encima de la mesa, ni siquiera es probable que obtenga siquiera una mayoría simple a favor de la independencia.

De todas las encuestas locales y nacionales, sólo el público Centro de Estudios de Opinión del gobierno catalán vaticina un ligerísimo porcentaje favorable a la separación de España.

"Todavía no sabemos si el nuevo mapa político va acelerar el proceso independentista o lo va desactivar definitivamente", dijo Angel Rivero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid.

Sea como fuere, parece que los principales partidos catalanes seguirán dando la batalla a Madrid por mejorar su financiación y reorganizar su fiscalidad.

Cataluña posee un idioma propio y una cultura diferenciada en muchos aspectos. Pero lejos de la vieja reivindicación de identidad, el mensaje que ha calado hondo en tiempos de crisis es que la región se ha empobrecido porque aporta mucho al Estado y recibe poco a cambio.

Cataluña es la primera economía del país y supone casi 20% del PIB de España. El gobierno regional calcula que aporta 16.000 millones de euros (21.000 millones de dólares) más de lo que recupera. Lo mismo le ocurre por ejemplo a Madrid y las comunidades más ricas, que pierden parte de su recaudación fiscal a favor de otras regiones más pobres.

Sin embargo, existen otros mecanismos de financiación autonómica por los que Cataluña ve compensada esa pérdida. Inversiones en infraestructuras, trenes de alta velocidad y la ampliación del aeropuerto de Barcelona son algunas de ellas.

Además, el único mercado de los catalanes es España. Su comercio con el resto del país le reportó beneficios de 22.000 millones de euros (28.345 millones de dólares) en 2011, que compensaron con creces los 16.400 millones (21.130 millones de dólares) de déficit comercial con el extranjero, según cifras del Instituto Nacional de Estadística.

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