partlycloudy
3:31 am
Noticias  •  Su Dinero  •  Mexico  •  Deportes  •  Entretenimiento
  • Tamaño de Tipo: A A A
  • ImprimirImprimir
  • EmailEmail
  • Compartir

Alma y Corazón del Movimiento Chicano

Phoenix, Arizona

Fueron el corazón y el alma del movimiento chicano en Phoenix: Joe Eddie López y Rosemarie "Rosie" López, marido y mujer. Fueron determinantes en esos días de la década de 1960 cuando los mexicoamericanos clamaban por oportunidades y trato igualitarios.

Joe Eddie trabajaba día y noche, los siete días de la semana, y fue el cofundador de Chicanos Por La Causa en 1968. Había muchas, muchas reuniones en su casa de calle 32 y Lewis. Rosie siempre tenía lista una olla de menudo humeante para poder asegurarse de que el nivel de energía no bajara. Era una vida llena de objetivos. Pero también era una vida difícil.

Joe Eddie, siempre reflexivo, cuenta sobre esas épocas en el hogar que junto a su esposa comparten cerca de South Mountain. Ambos tienen 72 años. El vínculo es sólido. Ella asiente con la cabeza y aporta detalles adicionales a medida que su marido relata la historia.

Él nació en diciembre de 1939, en Duran, una aldea que alguna vez albergó a 300 personas y que ahora es un pueblo fantasma a 6 mil pies de altura en la parte central de Nuevo México. Nació en una familia de 10 integrantes. Eran campesinos.

Creció sentado en la parte trasera de una vieja camioneta Ford, viajando de aquí para allá entre campos de algodón en Texas, Colorado, Nuevo México y California. A los 9 años, comenzó a trabajar de tiempo completo y solía hacer tanto frío que "mi abuela me llevaba a casa y me daba de comer frijoles calientes" para ayudar a quitarle el frío.

Ella, una mujer alta y fuerte, nació en Santa Mónica, California. Su padre, que trabajaba como ayudante de camarero en el centro turístico de Del Mar, era de Rincón de Romos en Aguascalientes, México, un pequeño pueblo donde alguna vez vivió un sacerdote de apellido Nieves, quien podía hacer milagros según la creencia popular. El padre de Rosie conoció a su futura esposa en Ciudad Juárez, México.

En 1949, cuando Joe Eddie tenía 10 años, se instaló definitivamente en Arizona con sus cinco hermanos. Tenían un tío que era capataz general en Arrowhead Ranch y con él vivió un tiempo. Al fin, su familia se estableció en la calle 16 y Apache en Sur Phoenix.

Le gustaba leer. Aunque tuviera que levantarse a las 3 de la madrugada para cosechar naranjas, limones y apio, encontraba tiempo en la noche para leer algo. "Siempre deseé ser filósofo o sicólogo. Pero la gente me decía, 'no te engañes a ti mismo'".

En 1957 se graduó en Peoria High School. En la década de 1960 conoció a Ascensión "Sonny" Nájera, que había sido piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la era de Vietnam y había participado en la organización de jóvenes chicanos en California y luego en Phoenix. Nájera lo "arrastró" a una reunión y descubrió que "era fácil para mí comprender qué querían, especialmente cuando hablaban de los campesinos". Se inspiró en un discurso que César Chávez brindó en la Universidad de Phoenix.

Los esposos se conocieron en la pista de baile del célebre Riverside Ballroom, muy popular entre los mexicoamericanos que iban allí a bailar los domingos por la noche. Pronto comenzaron a organizar a estudiantes del estado de Arizona y de otras escuelas. Volcaron todas sus energías en la organización de estudiantes mexicoamericanos (MASO, por sus siglas en inglés), que se inició en ASU. "Tuvo una buena acogida en el campus", dijo Joe Eddie. "Pero sentíamos que las tareas de mejoras (de las oportunidades para los chicanos) llegarían a través de la organización comunitaria".

Las rivalidades políticas en 1967 frenaron un intento de establecer una organización trascendental de chicanos en Phoenix, con la supervisión del Southwest Council of La Raza (SCLC) - predecesor del actual National Council of La Raza - con sede en Phoenix. Pero finalmente en 1968, Joe Eddie surgió como líder y se fundó Chicanos Por La Causa (CPLC), con ayuda de capital inicial del SCLC.

Como cofundador y presidente de CPLC, dirigió una increíble lucha de 18 meses con el fin de mejorar las condiciones y las oportunidades de estudiantes latinos en la Phoenix Union High School, donde se inició una huelga luego de que algunas alumnas fueran víctimas de abuso sexual. Sin embargo, López también trabajaba a tiempo completo como instalador de sistemas de refrigeración.

Joe Eddie estaba agotado por el trabajo. Sin embargo, estaba la causa y la necesidad de un sueldo. Los esposos hicieron sacrificios que ninguno de los dos ha olvidado por el efecto que han tenido en su vida familiar y en sus hijos.

"Si quería ver a mi esposo -dice Rosie-, generalmente tenía que ser en una reunión. Fue el sacrificio que hicimos. Muchos en el movimiento tuvimos que hacer ese sacrificio".

"Tenía que cocinar todas las noches para esos muchachos barbudos. Nuestros hijos Eddie y Debbie sufrieron mucho. Mi hijo Eddie no tuvo una relación cercana con su papá. Ahora Joe Eddie pasa mucho tiempo con su hijo para compensar esa falta".

"Su participación activa en el movimiento afectó nuestra vida familiar. Yo llevaba a los niños a la escuela y luego iba al CPLC. Después volvía a la escuela y más tarde había más reuniones y yo sabía que tenía que estar ahí, igual que mi esposo".

Rosie comenta que en esos días no era correcto que una esposa ayudara a su marido en el liderazgo y la ideología. Fue difícil para ella. "Fui activista desde el primer día, pero era algo tímida y no tenía confianza para expresarme. Yo misma no me reconocía como una persona".

Pero ella ayudó a reunir a un grupo de mujeres mayores, en su mayoría madres, en el directorio del CPLC, lo que otorgó a la organización una enorme credibilidad que no habría logrado si todos sus líderes hubieran sido jóvenes.

"Sin ese grupo de mujeres no habríamos tenido éxito", admitió Joe Eddie "Sin la orientación de Miguel Montiel (profesor de la ASU), no lo habríamos logrado. Para tener éxito, debes formar una organización comunitaria que represente a la comunidad".

La presencia en el consejo de mujeres como Zobeda Fritz, Hilda Valles, Antonia Díaz, Guadalupe Huerta, Carolina "Curly" Rosales y Terri Cruz, quien permanece aún junto a CPLC, creó una familia en la organización.

Eso ayudó a mitigar las críticas y las sospechas, tanto en la comunidad anglosajona como en la latina, "de que nosotros éramos extremistas", dice Eddie. Ayudó a ganar la lucha para obtener mejores servicios médicos en el sur de Phoenix. Ayudó a lograr reformas en el programa de estudios y mayor seguridad en la Phoenix Union High School. Los jóvenes mexicoamericanos ya no se guiaron por la formación vocacional. Podían aspirar a convertirse en lo que quisieran".

CPLC, nacido para el activismo, maduró y se convirtió en una de las principales organizaciones para el desarrollo comunitario como el Unity Council de Oakland y TELACU (The East Los Angeles Community Union). Esas organizaciones se fundaron aproximadamente en la misma época que CPLC.

Joe Eddie reconoce que se le presentaron otras oportunidades. Le ofrecieron becas de investigación en Yale University y en Hastings Law School de California University en San Francisco. Pero estaba muy ocupado.

Más adelante, cumplió mandatos como representante estatal y en el Senado de Arizona desde 1991 hasta 1996, en representación del Distrito 22.

"Nosotros elegimos hacer el sacrificio. Ahora veo cómo descuidé a mis hijos. Ruego que ellos lo entiendan. Mi hijo Eddie adoraba acampar. Tenía que hacerlo solo. En ese momento sabía que los descuidaba, pero no podía explicárselos. No podía decirles que eso se debía a que estábamos haciendo algo verdaderamente importante".

En la actualidad, Chicanos Por La Causa es una gran organización con cientos de empleados y programas de desarrollo comunitario que involucran a vecindarios completos a lo largo y a lo ancho de Arizona. Los días de reuniones en una pequeña edificación quedaron atrás hace mucho tiempo. El legado y los recuerdos son imborrables.

  • Tamaño de Tipo: A A A
  • ImprimirImprimir
  • EmailEmail
  • Compartir