Nunca han faltado líderes mexicoamericanos, desde los primeros tiempos de aquel espectacular territorio llamado por los exploradores españoles "Arizuma", proveniente del término azteca que significa "con plata".
Empresarios, sindicalistas, maestros, sacerdotes, editores, médicos, representantes de la ley y abogados, héroes de guerra, políticos municipales y a nivel del estado, defensores de los derechos civiles, mineros, peones y agricultores. Los pobladores de origen mexicano han ayudado a transformar el inhóspito paisaje de Arizona en un lugar de sorprendente crecimiento.
Las primeras generaciones de líderes latinos desaparecieron hace mucho tiempo. Una generación joven ha heredado al nacer el derecho a la cultura y la lengua de sus abuelos y bisabuelos. En la actualidad, el veintiocho por ciento de la población de Phoenix es latina. Según los demógrafos, en algún punto en esta década los latinos constituirán la mayoría de la población en Arizona.
Sin embargo, para quienes tienen 60, 70, 80 o 90 años de edad, el pasado se presenta vívido y real. Es momento de disfrutar las batallas que libraron por obtener igualdad y reconocimiento. Sus logros forman parte de la historia. Sus clubes y organizaciones perduran con el paso de los años, como prueba del esfuerzo a través de los años para organizar, reivindicar y luchar por la igualdad de sus derechos como estadounidenses.
Han luchado, pero también han obtenido increíbles logros. Han forjado relaciones con entidades gubernamentales, municipales y estatales, para crear programas que permitan a los chicanos prosperar y transformarse en empresarios.
Por ejemplo, la propietaria del restaurante mexicano El Mesquite, al sur de Phoenix, afirma que gracias a que se inscribió en el programa de desarrollo laboral de Chicanos por la Causa, adquirió los conocimientos necesarios para emprender su negocio.
Aún existen historias interesantes que vale la pena contar sobre lo que significaba ser mexicoamericano cuando se segregaban las escuelas, se negaba la atención médica a los mineros heridos, se denegaba el acceso a las piscinas, y los latinos quedaban relegados a asistir a misa en los sótanos de las iglesias, o no se les permitía vivir al norte de la calle Van Buren en Phoenix.
Un lugar remoto
Estos antiguos líderes afirman que los diversos tipos de discriminación abierta, comunes hasta la década del 60, son poco frecuentes ahora. Las manifestaciones, las demandas, la sutil presión que se ejerce sobre los funcionarios públicos y los llamados a la lógica, han logrado una igualdad imperfecta. En la actualidad, debido al problema de la inmigración, se emplea un nuevo tipo de discriminación, lo que genera nuevas protestas y demandas judiciales.
Volviendo a los orígenes, más de 350 años antes de lograr la condición de estado, estas tierras eran vistas como un lugar remoto del México de España.
Fray Marcos de Niza -quien dio nombre a un proyecto de viviendas exclusivo para mexicanos en el año 1941 (año en el cual la segregación racial latía a flor de piel)- viajó hacia el norte desde México en el año 1539. Coronado exploró el Gran Cañón en 1546. Se fundó una misión en el Río Santa Cruz en 1687. Se trazó una ruta comercial entre Tucson y California en 1774.
Pero los Estados Unidos lograron su soberanía sobre gran parte del Sudoeste, incluso ciertas regiones de Arizona, gracias al Tratado de Guadalupe Hidalgo, como resultado de la Guerra entre México y los Estados Unidos, de 1846 a 1848.
Apenas 6 años más tarde, México cedió el tercio sur de Arizona en la denominada Compra de Gadsden, lo que otorgó a los Estados Unidos soberanía sobre ricos recursos de minería y tierras de labranza que eran trabajadas por los mexicanos, así como una ruta ferroviaria hacia el sur de California. El presidente mexicano Santa Anna acordó un precio de compra de 10 millones de dólares, aludiendo que de todas formas estas tierras se hubieran perdido a manos de los estadounidenses en poco tiempo.
Muchos mexicanos que vivían en Sonora buscaron refugio en Arizona cuando los estadounidenses intentaron exterminar a los apaches, quienes a su vez se mudaron a México. El origen de algunas de las familias mexicoamericanas más antiguas de Arizona se remonta a este evento.
Otras se trasladaron al norte para trabajar en las minas dirigidas por los anglosajones, como Clifton y Morenci, por un tercio del salario diario de los mineros anglosajones. En la década de 1880, la población anglosajona superaba a la mexicoamericana por primera vez.
Gritos de rebeldía
En la década anterior a que se estableciera el estado, los trabajadores mexicoamericanos de las minas y ferrocarriles llevaron a cabo las primeras huelgas en las que se reclamaban salarios más dignos y mejores oportunidades de vivienda y trabajo. Esto fue el comienzo de lo que han sido décadas de organización latina. Las raíces de muchos grupos clave de defensa de los latinos en la actualidad se remontan a estas tempranas demandas de igualdad.
Se crearon grupos de autoayuda como un llamado de atención sobre la situación apremiante de los mineros, y a fin de proporcionar asistencia financiera a los trabajadores lesionados y a las familias devastadas por accidentes fatales. Estos grupos fueron los precursores de muchas organizaciones vecinales contemporáneas similares.
La Sociedad Mutualista de los Obreros Mexicanos, creada en la ciudad fronteriza de Douglas en 1923, donde la corporación Phelps Dodge operaba hornos de fundición de cobre, aún existe. La sala de reuniones ubicada en 8th Street, número 406, luce igual que en aquella época. Existen 150 miembros mayores. Cada año, este número disminuye, pero el grupo procura reclutar miembros jóvenes que conserven y protejan su historia.
Lupe Jordan, de 86 años, y su esposo, Ramón, de 91, han sido miembros desde su juventud. "Según me explicó mi padre", relata Lupe Jordan, "todo comenzó cuando uno de los trabajadores del ferrocarril se lesionó, y ninguna clínica quiso aceptarlo porque era mexicano".
"Muchos miembros han muerto", explica. Mi padre, el padre de mi esposo. Pero aún ayudamos, otorgamos becas a Cochise College. Si alguien muere, procuramos darle a la familia $1,000. Si alguno de los miembros se encuentra hospitalizado, ayudamos, aunque no podemos hacer mucho porque no contamos con los recursos. Damos $4 por día, durante 20 días. Es un gesto de solidaridad y respeto".
"Yo me hice miembro cuando era muy joven. Mi padre dijo: 'Necesitamos ayuda. Los mexicanos debemos ayudarnos entre nosotros'".
"El mundo era diferente en aquel entonces. Si querías un refresco, tal vez no podías comprarlo porque nadie quería atender a un mexicano. En la escuela, se dictaban clases separadas para los mexicanos. Si hablábamos en español, nos daban nalgadas. No se nos permitía asistir a los bailes. Así fue hasta los años cincuenta. Aún hoy me duele pensar en esos años. He sentido resentimiento por esto durante mucho tiempo".
Lupe Jordan dice que le cuesta perdonar cuando piensa que su esposo junto con 4 de sus 6 hermanos sirvieron dignamente a la Marina de los Estados Unidos a bordo del USS Marcasite durante la Segunda Guerra Mundial. Todos sobrevivieron. Los otros 2 hermanos de su esposo también sirvieron a la Marina después de la guerra. Lupe tiene una foto de los 7 hermanos Jordan en la que se ven sus rostros en forma de círculo como una constelación de estrellas.
Una vez finalizada la guerra, su esposo confrontó al director de la escuela en Douglas para cambiar la política de segregación. "Después de haber peleado por mi país, ¿le hará esto a mi familia?", recuerda las palabras de indignación de su esposo. Como consecuencia, la política empezó a cambiar.
Antes y después
de la guerra
La guerra dio a los mexicoamericanos que habían tomado parte en ella la oportunidad de ver el mundo fuera de sus vecindarios y barrios. Prestaron servicios con personas de otras culturas. La discriminación se hizo presente a menudo en las fuerzas armadas también, pero la experiencia de pelear por una causa noble motivó a muchos jóvenes latinos. Aproximadamente 450,000 mexicoamericanos de todas partes de la nación prestaron servicios militares.
Algunos de ellos sintieron que esa era su oportunidad de demostrar que también eran estadounidenses. Tras el ataque a Pearl Harbor, el periódico de Phoenix, El Mensajero, publicó: "Debemos demostrar que tenemos el mismo temple, y que estamos listos para sacrificar todo lo que poseemos, incluso la preciosa sangre de nuestros hijos". Muchos de esos hijos decidieron que las cosas serían diferentes a su regreso.
Phoenix era una ciudad relativamente pequeña en 1940. Tenía 62,414 habitantes, entre los cuales se contaban 9,740 hispanos, el 15 por ciento de la población. Al final de la guerra, la ciudad contaba con 100,000 residentes, de los cuales 16,000 eran latinos. El censo de 2010 arrojó un resultado de un millón cuatrocientos cuarenta y cinco mil habitantes, con un 40.8 por ciento de latinos.
Los límites de la ciudad se extendían desde 24th Street al este hasta 25th Avenue en el oeste, y desde Thomas Road en el norte hasta Buckeye Road al oeste de Central Avenue y Buchanan Street al este de Central. Los latinos residían en cinco barrios claramente definidos, a menudo en viviendas de inferior calidad y que muchas veces se encontraban fuera de los límites de la ciudad.
Al comenzar la guerra en 1942, era un hecho que los latinos estaban relegados al otro lado de las vías, al sur de Phoenix. No fue sino hasta fines de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta que muchos latinos comenzaron a traspasar los límites al norte y al sur de la calle Van Buren; muchos de ellos eran veteranos de guerra que empezaron a exigir igualdad de oportunidades de vivienda y grupos activistas y abogados que comenzaron a reclamar justicia.
Silvestre Herrera, que nació en Chihuahua, México, fue uno de los muchos hispanos de Phoenix condecorados por sus servicios, aunque en su caso, su logro fue aún mayor: obtuvo la Medalla de Honor por arremeter contra emplazamientos de armas alemanes con una bayoneta sujeta a su fusil M-1. Perdió los pies a causa de la explosión de una mina, pero continuó disparando.
Sobrevivió y regresó a Phoenix, donde obtuvo la ciudadanía estadounidense. El gobernador Sid Osborn estableció el 25 de agosto de 1945 como el Día de Silvestre Herrera, los funcionarios se congregaron en Union Station para dar la bienvenida al héroe, y fue un invitado de honor en el desfile que se llevó a cabo en Central Avenue.
Sin embargo, apenas unos pocos días antes de estos eventos, los líderes latinos comunitarios que preparaban la bienvenida a Herrera notaron que muchas tiendas en el área central de Phoenix aún mostraban letreros que decían: "No se admite mexicanos". El Gobernador recibió presiones para que se quitaran los letreros.
Viviendas separadas
Al finalizar la guerra, los latinos comenzaron a ejercer presión para terminar con la segregación en relación a las viviendas. La segregación también alcanzó algunos programas solventados por fondos federales que habían construido mejores viviendas durante la guerra para las familias empleadas en plantas industriales de defensa.
En 1939, el Departamento de Vivienda de Phoenix junto con el padre Emmett McLoughlin, como presidente, financiaron diversos proyectos que fomentaban la segregación, que se construyeron en 1942: uno para anglosajones, otro para afroamericanos, y otro para mexicoamericanos. Las 225 viviendas del proyecto Marcos de Niza abarcaban desde Yavapai Street hasta Pima Street y desde First Avenue hasta Fourth Avenue.
Muchos latinos disfrutaban vivir en las casas de dichos proyectos. Pero para quienes querían residir en otro lado, las puertas estaban cerradas. David Perez, quien luchó comomiembro de los Bushmasters durante la guerra, trató de recurrir al proyecto de ley GI (GI Bill) para financiar su hogar sin éxito, ya que los bancos lo rechazaron.
Amadeo Suárez, un veterano que intentó comprar una casa en Melrose Manor en North 7th Avenue, fue rechazado por una cláusula restrictiva que establecía "Solo podrá rentarse, cederse, ocuparse, venderse o transferirse un lote o parcela o una parte de estos a miembros de la raza blanca o caucásica excepto a aquellos de ascendencia mexicana o española, y esta exclusión alcanza a quienes muestren signos perceptibles de ascendencia mexicana, española, asiática, de raza negra o india".
American Legion Post 41
Este es sólo uno de los ejemplos. Esto enfurecía a los jóvenes veteranos de guerra que habían arriesgado todo para defender a su país.
Comenzaron a funcionar muchas organizaciones civiles. Una de las más influyentes fue American Legion Post 41, fundada en octubre de 1945 por Ray Martinez y Frank Fuentes.
Martinez afirmó que no sería solamente un grupo social. "Cuando salimos del ejército, algunos sabíamos que teníamos una misión", Martinez le indicó a un historiador. "Porque no regresaríamos a la discriminación que habíamos sufrido antes. Sabíamos que ese era el momento, justo después de la guerra... y pensamos: 'Bueno, es ahora cuando debemos ponernos en acción'".
La American Legion Post todavía sigue vigente en 2nd Avenue, en Grant Park, y ha ayudado a terminar con la segregación en la piscina de Tempe Beach, donde se permitía la entrada a los mexicoamericanos una vez a la semana. Le puso fin a la discriminación por parte de los constructores en los desarrollos de viviendas. Presionó a los miembros del Ayuntamiento para que otorgaran fondos para escuelas primarias, necesarias para los niños latinos, mejoraron los parques Grant, Central y Harmon en el sur de Phoenix y abrieron una clínica para bebés.
A través de los años, veteranos más jóvenes se han unido a Post 41, y, al igual que sus predecesores, sus vidas han sido muy exitosas.
Arturo "Art" Othon, cuyo padre, Lencho, fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial, se enlistó en el ejército entre 1969 y 1972. "Me hizo crecer", afirma. "Era un rufián antes de entrar. Maduré muy rápido, y después de regresar y ver lo que estaba sucediendo (la lucha de la comunidad por la igualdad de derechos), decidí que trabajaría con el sistema".
Trabajó en construcción. Fue el primer latino en ser nombrado asistente ejecutivo del alcalde Terry Goddard, y se le asignó el mismo en la gestión de la gobernadora Rose Mofford. Trabajó en el Departamento de Seguridad Económica. Pasó 18 años como director de Desarrollo Comunitario y Económico con el Arizona Public Service (APS).
Administró el Westside Training Center en 35th Avenue y Thomas para Chicanos por la Causa (CPLC), donde fue presidente entre 1980 y 1982. CPLC, en la actualidad una de las organizaciones más grandes de la nación dedicadas a la defensa de los latinos, fue fundado en 1967 por jóvenes mexicoamericanos decididos a mejorar la calidad de vida de los latinos de Arizona.
Estudiantes sin recursos
Othon, de 62 años, está jubilado. Pero uno jamás lo notaría al tener en cuenta sus actividades diarias. Fue presidente de Westmarc, una coalición de líderes gubernamentales, educativos y comerciales de West Valley. Es presidente de la Mesa Directiva de Victoria Foundation y miembro del YMCA Hispanic/Latino Advisory Council de Valley of the Sun. Es el encargado principal del desarrollo comercial en Naff & Associates Insurance Services.
Ha transitado un largo camino desde que dejó la milicia. Cuando era joven, con sus ansias de aprender y cambiar el sistema en casa, comenzó a asistir a las reuniones locales "para ver y comprender lo que estaba sucediendo".
Pronto, se dio cuenta de que los funcionarios relacionados con la educación no otorgaban fondos a las escuelas predominantemente latinas, para que así estuvieran a la par con las escuelas de otros sitios. Estudió las 32 escuelas en el distrito escolar de Washington, un tercio de las cuales se encuentran en el sur de Phoenix, área mayormente latina, y descubrió que esas escuelas no recibían fondos para música, arte o educación física, lo que significaba que, al momento de graduarse, los estudiantes latinos no eran tan competitivos para acceder a la educación superior.
Él ayudó a cambiar todo eso. Se convirtió en una figura importante en la comunidad comercial. Pero dijo que, dado el presente clima de discriminación en Phoenix, no puede evitar sentir que "Ese tipo de cosas siguen sucediendo en la actualidad. En algunos aspectos hemos avanzado. En otros, hemos retrocedido".
Othon critica con dureza la ley SB1070. "Ellos crearon todas esas mentiras", afirma respecto de aquellos que apoyaron el proyecto de ley, incluido el ex senador estatal Russell Pearce, la gobernadora Jan Brewer, el ex fiscal del condado de Maricopa Andrew Thomas y el sheriff del condado de Maricopa Joe Arpaio. La "cultura del miedo", afirmó, "ha sido muy dañina para la imagen de Arizona".
"Lo que Pearce ha hecho", Othon afirmó, "ha perjudicado a nuestro estado. Como director de desarrollo económico para el APS, enviaba equipos a otros estados para obtener negocios. Pero gracias a Pearce y a los otros, nos convertimos en el hazmerreír. Las compañías preguntaban por qué sus empleados querrían ir a un estado que no educa a los niños adecuadamente. ¿Por qué querrían que esos niños estuvieran expuestos al racismo?".
"En este momento, diría que las cosas están peor", declaró, en comparación con lo que recuerda de su juventud. "Nuestros niños (latinos) sienten los efectos del racismo. Los niños anglosajones les preguntan a nuestros hijos '¿Dónde están tus papeles?'".
"Esto es mucho peor que lo que sucedía en la década de los cuarenta, cincuenta o sesenta. En la década de los cuarenta era, 'Sal de la acera'. Nuestra cultura en ese momento era modesta. Respetábamos la autoridad. No la desafiábamos. Pero recibíamos una buena educación".
Los hijos de veteranos
Pete García, originario de Phoenix, sucedió a Othon como presidente y director ejecutivo de Chicanos Por La Causa en 1984, pero su trabajo con la gran organización de servicio social data de 1972. Acaba de terminar su mandato como líder de CPLC.
Ahora tiene 67 años; es un sujeto relajado, de contextura grande y voz de barítono. Además es un veterano. Solía jugar fútbol en Alemania entre 1962 y 1965, cuando estaba en el ejército.
Tiene recuerdos vívidos de cuando era adolescente. García comenta que "Jamás se debía ir hacia el norte de Van Buren y se debía permanecer 'dentro de cierta área'". "No estaba permitido", agregó.
Pero la milicia amplió su exposición al mundo fuera del proyecto público de viviendas donde había crecido en el centro de Phoenix. En un momento, era apenas un niño. Poco después, como soldado estadounidense, estaba controlando la ubicación de las armas nucleares soviéticas en caso de que los rusos decidieran invadir Alemania Occidental.
Al regresar a Phoenix, decidió asistir a Phoenix College. Más tarde, se trasladó a la Arizona State University, donde obtuvo un título en educación en 1972. Además fue miembro leal de Post 41, y ayudó a fundar Sons of the Legion, que incluía a los hijos de los veteranos. Les daba a los jóvenes latinos la oportunidad de aprender a organizarse según las Reglas de Orden de Robert y a pasar de ser activistas a brindar oportunidades para que la juventud chicana obtuviera becas. De alguna manera, los miembros tomaron los ideales por los que habían luchado los veteranos y comenzaron a ponerlos en acción.
"Hacía mi tarea allí, en el bar de la Legion", dijo, riendo. "Todavía soy miembro. Cuando voy allí, todos me invitan tragos".
Pero, al igual que Othon y otros líderes latinos de Arizona, que tienen recuerdos claros de las injusticias del pasado, no bromea sobre las injusticias del presente.
"Es un choque cultural para los anglosajones venir aquí y ver los puestos en los que están ellos (los latinos), en términos de liderazgo", comentó. "Arizona es totalmente diferente de otros estados. La comida, la cultura, la religión, todo es diferente".
Pero este también es el momento en el cual los latinos gozan de más éxito que nunca: más jóvenes tienen acceso a la educación superior, aunque cada vez esta sea menos asequible. Hay más latinos en puestos profesionales y ejecutivos. Hay más representantes latinos en la política local y estatal. Las organizaciones latinas se están volviendo más efectivas.
Los rápidos cambios demográficos apuntan a un futuro en Arizona donde los hispanos serán la población dominante, y aquellos que digan, "Que me devuelvan mi país", se enfrentarán al inevitable hecho de volverse una población minoritaria.
Es un momento único para la comunidad latina, agregó Garcia. Es un momento de grandes oportunidades y posibilidades en términos de influencia nacional. El debate sobre migración se ha intensificado a medida que se producen estos cambios, quizás debido a ellos.
Por un lado, la mayoría estadounidense anglosajona, "tiene miedo de la población latina. Teme a las posibilidades. Hay una fobia al futuro. Escuchamos hablar sobre 'ilegales, drogas, decapitaciones en el desierto'. Existe temor de que la población (latina) se subleve o de que haga algo malo".
Un gobernador latino
"Pero si uno es objetivo y observa las mejoras logradas por los latinos, ¿qué ve? Ha habido un gobernador latino. Miembros del ayuntamiento latinos. Congresistas latinos. Todos los que hemos trabajado desde el comienzo de la década del setenta para mejorar la disponibilidad de empleos y otras cosas, tenemos mucho de qué estar orgullosos".
Garcia se enorgullece de su origen, así como de sus logros.
Su Victoria Foundation, una organización filantrópica sin fines de lucro de Phoenix con oficinas en 12th Street y Buckeye Road, comenzó en 2008. Otorga subvenciones que tienen un impacto sobre el desarrollo económico, la educación, las artes y la cultura y las viviendas accesibles.
La fundación lleva el nombre de su madre, Victoria. "La llamé como ella", indica, "porque ella me salvó de ir a la penitenciaría. Nació en Pima, Arizona, cerca de Safford. Llegó allí en una furgoneta cubierta desde Silver City, Nuevo México, donde mi abuelo tenía una granja.
Su crianza fue problemática, cuenta. "Mi madre era madre soltera y tenía artritis aguda. Mi padre era alcohólico e incendió la casa. A pesar de ello, García construyó una vida que muchos envidiarían. Incluso tiene admiradores y amigos en la lejana Gales, lugar que visita de vez en cuando para verificar el progreso de la cooperativa de crédito que ayudó a levantar. La cooperativa tiene ahora 5,000 miembros, muchos de ellos, obreros.
"Esto prueba", dijo, "que la experiencia ganada trabajando para una organización chicana de servicios sociales como CPLC es transferible". Se emocionó al escuchar que un niño del barrio había podido hablar con el Príncipe Carlos en Gales como resultado de su trabajo allí.
Lugar de nacimiento
de NCLR
Existe una organización mucho más grande que CPLC que tiene sus oficinas en Washington DC y apoya a las comunidades hispanas en el Congreso y entre los líderes industriales. Esa organización es National Council of La Raza (NCLR), la organización de defensa de los latinos más grande de los Estados Unidos.
Pero la organización que originó la NCLR se llamaba Southwest Council of La Raza (SCLR) y se fundó en febrero de 1968, en Phoenix, con financiación de la Ford Foundation, United Auto Workers y el National Council of Churches.
Herman Gallegos, el primer director ejecutivo de SCLR, era un activista que provino de la ola de organización comunitaria en el área de la Bahía en la década de los cincuenta y sesenta, con ayuda de mentores como Saul Alinsky y Fred Ross.
La organización dio como resultado grupos decididos a llevar a cabo cambios sociales en áreas urbanas, y grupos de movimientos sindicales como el liderado por César Chávez, que trabajaba en nombre de los trabajadores agrícolas, en su mayoría en California y en Yuma, Arizona, área en la que Chávez nació en 1927.
En 1960, a los 25 años, Gallegos se convirtió en presidente de la National Community Service Organization y luego pasó de organizar a nivel de la comunidad a ser el primero en trabajar con entidades sin fines de lucro. Con otros líderes latinos visionarios, ayudó a establecer el SCLR, y eligió Phoenix porque era un territorio neutral entre potencias rivales de activismo hispano de Texas y California, aunque Phoenix tenía una base de población latina en crecimiento y líderes mexicoamericanos emergentes propios.
Demostró habilidad para fomentar un diálogo de cooperación tanto con los activistas comunitarios así como con los líderes del gobierno y de las grandes compañías. Como resultado, se convirtió en el primer latino en trabajar en las juntas de corporaciones que cotizan en la Bolsa y en las juntas de las fundaciones Rockefeller y Rosenberg y The California Endowment.
Gallegos dejó el SCLR en 1970, cuando la entidad se mudó a Washington DC para estar más cerca del centro de poder político y se convirtió en el NCLR. Ahora vive en el área de San Francisco.
Los afroamericanos tenían su National Association for the Advancement of Colored People, o NAACP, que estableció un programa de cambios apoyados por la Ley de Derechos Civiles (Civil Rights Act) de 1964 y la Ley de Oportunidades Económicas (Economic Opportunity Act) de ese mismo año. Esa legislación, sin embargo, no ayudó mucho en el avance de los mexicoamericanos. No había instituciones de educación superior mexicoamericanas. Fundaciones poderosas, que ofrecían una fuente de ayuda económica, conocían muy poco de la comunidad latina. Pero con el NCLR, los latinos finalmente tuvieron una voz en el Congreso.
Alex Zermeno, que actualmente tiene 74 años, también trabajó en las oficinas centrales del SCLR en Phoenix. Vive en Woodland, cerca de Sacramento, California.
Se graduó de San Jose State University y luego recibió una maestría en Administración Pública de Harvard. Luego, se convirtió en el subdirector de la NCLR y miembro fundador del Unity Council en Oakland, donde trabajó en la junta durante 15 años.
De Phoenix a Washington
En 1992, nombraron a Zermeno Comisionado para los Derechos Humanos del condado de Contra Costa. Los organizadores capacitados fueron importantes en las primeras etapas del activismo comunitario en lugares como Phoenix y Oakland. Pero los veteranos de guerra brindaron el impulso y la determinación. "Gracias a Dios por esos veteranos", dijo Zermeno. "Ese era el propósito del Southwest Council... desarrollar una voz, aprovechar toda la energía de esos veteranos, influir en DC para crear servicios sociales".
El SCLR lo envió a Washington para abrir una oficina allí a fin de comprender de mejor manera el clima del Congreso.
Las modestas oficinas del SCLR en un edificio sobre Adams en el centro de Phoenix eran la cabina de mando para observar qué intentaban hacer los activistas latinos a nivel nacional. César Chávez y la United Farmworkers Union hacían lo suyo. Los líderes jóvenes de Phoenix establecían Chicanos Por La Causa. "César y el CPLC eran algo así como rivales", comentó.
"Nosotros intentábamos comprender las políticas chicanas. California no podía lidiar con Texas. Nuevo México tenía una política despiadada. Colorado tenía sus problemas. Había guerras internas entre los líderes chicanos. Arizona era el punto medio y Phoenix era un sitio seguro para los chicanos. Era un lugar en el que 'nada sucedía'".
Todos estaban con los nervios de punta. "Finalmente la SCLR (nosotros) cedió y le otorgamos una subvención por $10,000 al CPLC. Me pareció una buena inversión", afirmó. "Casi me despiden por eso. Pero, lo bueno del CPLC es que produjo buenos resultados. No abusaron del dinero. Establecieron buenos programas. Y sabían de política".
La lucha de los mineros
Han pasado 30 años desde la huelga organizada por trabajadores mineros, en su mayoría mexicoamericanos, contra la operación de cobre de pozo abierto de Phelps Dodge Corporation en Clifton/Morenci. La enconada lucha de los trabajadores duró desde 1983 hasta 1986. Los inmigrantes mexicanos construyeron y fundaron la ciudad de Clifton y apostaron todo, su sustento, sus hogares, su cultura y sus vecindarios de pueblo pequeño, cuando se marcharon en busca de mejores salarios y condiciones de trabajo.
Lucharon y perdieron. Phelps Dodge trajo reemplazos, tanto anglosajones como latinos, para trabajar en la mina y finalizar la huelga. Los huelguistas se enfrentaron a los tan odiados "rompehuelgas", pero el gobernador Bruce Babbitt envió a cientos de policías estatales para mantener el orden, lo que prácticamente significaba bloquear la capacidad de los huelguistas de cerrar la planta.
De esta lucha candente nacieron dos héroes. El Dr. Jorge O'Leary y su esposa, Anna Maria Ochoa O'Leary fueron considerados héroes por los huelguistas. La compañía no sabía cómo tomarlos cuando, en efecto, se convirtieron en líderes espirituales de la huelga aunque no fueran mineros.
El Dr. O'Leary había sido médico de la compañía, pero Phelps Dodge lo despidió cuando se puso del lado de los trabajadores y abrió la "People's Clinic" en una antigua tienda de productos derivados de la ganadería.
El médico, que nació en Hermosillo, Sonora, tenía una personalidad vehemente y rebelde que atribuía a sus ancestros yaquis e irlandeses. Anna O'Leary había nacido en Clifton, en una familia de mineros. Mientras el Dr. O'Leary ayudaba a las mujeres a dar a luz, vendaba heridas sufridas en enfrentamientos y denunciaba a sus ex empleadores, su mujer organizaba Clifton's Women, que se convirtió en una fuerza de temer en las líneas de piquetes.
El médico, que ahora tiene 71 años, se jubiló hace un tiempo. Pero se aburrió y comenzó a practicar medicina nuevamente en Tucson. Anna O'Leary, de 57 años, es profesora asistente de estudios mexicoamericanos en la University of Arizona, y estudia los asuntos relacionados con la migración y la inmigración centrados en el sexo.
El Dr. O'Leary recuerda la experiencia de la huelga con nostalgia y tristeza.
"Los sindicatos perdieron", dijo. "Si hubiésemos ganado, sería historia. El Partido Democrático no ayudó, aunque el gobernador era demócrata... Durante esa época política, los presidentes Reagan y Bush estaban en contra de los sindicatos. Los gobernadores de Arizona estaban en contra de ellos también". Los huelguistas tenían orgullo, pero eso no era suficiente.
"Durante los últimos años he visto signos de fuerza", dijo. "Cuando el dinero no alcanza, la gente se organiza".
Para los mexicoamericanos, organizarse significa hacer oír su voz a través del voto para que la comunidad pueda obtener un respeto significativo a nivel nacional, indicó O'Leary. El poder del voto, además de más latinos miembros de los sindicatos, podría significar poder político, y no cambiará mucho hasta que los latinos vean que el rápido crecimiento en el número de electores se traduzca en funcionarios electos en todos los niveles del gobierno.
Anna O'Leary afirmó que sus estudios revelan el tamaño y el poder de la fuerza laboral latina en los Estados Unidos. "Los latinos son la mayoría de la clase trabajadora en el país", indicó. "En líneas generales, los chicanos y los mexicoamericanos conforman el 75 por ciento de la clase trabajadora, y eso no ha cambiado en 100 años, con o sin inmigración".
Globalización Vs empleos
La globalización causó que muchos estadounidenses perdieran sus trabajos, reemplazados por mano de obra extranjera más barata. Sin embargo, los latinos lograron resistir. En la actualidad, ciertas categorías laborales están dominadas por hispanos. "Algunos trabajos no pueden realizarse en el extranjero", afirma O' Leary. "Los trabajadores de los restaurantes. La industria hotelera. Muchos puestos de servicio... tienen que realizarse aquí".
Esos son los tipos de trabajo en los que quedamos encasillados los mexicoamericanos, dado que no podemos acceder a la educación universitaria. Al quedar encasillados en la clase trabajadora, esto impide que nuestra población aporte a la economía y pueda participar activamente en la dirección intelectual de nuestro país". Según O' Leary, el papel más reciente de Arizona como un estado que recibe a grandes cantidades de inmigrantes implica que con el tiempo, el hostil clima político actual deberá cambiar. "Los descendientes de los inmigrantes (sus hijos) podrán votar. Sus hijos serán los defensores de la comunidad mexicoamericana y no permitirán el maltrato hacia sus padres".
En muchos aspectos, la experiencia de los latinos en las comunidades fronterizas de Arizona ha sido claramente diferente en comparación con lo ocurrido en Tucson, Phoenix y otras ciudades que no tienen un contacto diario con México.
Un gran porcentaje de residentes en el área de Somerton, San Luis, Nogales, Naco y Douglas habla español, si bien muchos de ellos reconocen que el idioma que utilizan diariamente es una mezcla de español e inglés. Además, posiblemente se comunican de manera frecuente con sus familiares en Sonora. La población en esas comunidades es predominantemente latina.
Pero el idioma que utilizan a diario, por lo general, es una mezcla de español e inglés. Sus familias posiblemente han vivido en esas ciudades fronterizas desde alrededor de 1880.
Ray Borane Jr., nacido en Douglas, se desempeñó como alcalde por 12 años y dejó su cargo en el 2008. Ejerció como superintendente de escuelas en Douglas y enseñó español en las escuelas de Douglas tras estudiar idiomas en universidades de Bogotá, Colombia y Guadalajara, México. Asimismo, fue vicesuperintendente de instrucción pública del estado y en su juventud ejerció como agente especial del FBI en Washington DC.
Actualmente se desempeña en el Grupo de Trabajo Especial de la Frontera Suroeste (Southwest Border Task Force) como asesor de la directora de seguridad nacional, Janet Napolitano. Borane Jr. es frecuentemente entrevistado en los programas de noticias, ha escrito páginas de opinión sobre inmigración en el periódico The New York Times y ha criticado abiertamente la ley SB1070, a las patrullas de vigilancia independientes y a la construcción de vallas fronterizas.
Modo de ser fronterizo
Borane Jr., de 73 años, es hijo de una familia libanomexicana y nació en uno de los vecindarios más pobres de Douglas: el Barrio de la Hilacha.
"He sido bilingüe toda mi vida", expresa. "El español fue mi primera lengua. Mi papá (quien fue director portuario asistente del cruce de frontera) hablaba inglés, pero mi mamá hablaba español en casa". Su abuela materna nació en Arizpe, Sonora.
"Existe una gran diferencia entre crecer en una comunidad lejos de la frontera y cómo se vive aquí. Douglas y Agua Prieta (ciudad vecina en el lado mexicano) formaban una sola comunidad de latinos. Salíamos y entrábamos con facilidad". Asimismo, sostiene que la "militarización de la frontera" está destruyendo esa conexión.
"Mi madre también era mexicana, por lo que constantemente cruzaba la frontera para visitar a la familia y amigos. Compartíamos la música, el idioma, la comida, la cultura", relata.
Posiblemente los latinos hayan sido mayoría en Douglas. Pero los anglosajones generalmente controlaban el gobierno de la ciudad, los negocios y el sistema escolar. Según el último censo, el 86 por ciento de los 14,500 residentes de Douglas es latino.
"Hace años, cuando era entrenador de básquetbol, todos mis alumnos hablaban español. Un periódico de Tucson cubrió uno de nuestros juegos y publicó: 'Si juegas básquetbol con Ray Borane tienes que hablar español'".
"Esa afirmación provocó una gran reacción en Douglas", señaló. "El superintendente me llamó a su oficina y dijo que un miembro del directorio se oponía. 'Ray, tienes que hablar inglés', me dijo. 'Tengo que hablar el idioma que sea más cómodo para los niños', le respondí. El superintendente realmente no tomó cartas en el asunto. Simplemente estaba siguiendo el procedimiento normal de las reprensiones".
Además, recuerda que había salones diferentes para niños anglosajones y latinos en la preparatoria. "Si una niña anglosajona salía con un mexicano, la gente hablaba de ella. No era aceptado. Algunas familias anglosajonas se molestaban muchísimo". También había vestuarios y duchas separados para los trabajadores de la fundidora Phelps Dodge, que terminó sus operaciones a principios de 1980.
A diferencia de las grandes ciudades, los latinos casi nunca exigían igualdad. En las ciudades pequeñas, la discriminación poco a poco iba cediendo, a medida que los hispanos cobraban mayor influencia política. En Douglas, con sus antiguos vecindarios donde la gente se conoce, esos problemas rara vez generan controversia.
Hay algunas excepciones como en 1980 y en 2009, cuando se iniciaron acciones judiciales en contra de unos rancheros anglosajones por haber agredido a inmigrantes indocumentados a los que detuvieron y encerraron en sus propiedades ubicadas cerca de Douglas.
Borane Jr. reconoció haber recibido amenazas de muerte en su segundo periodo como alcalde cuando los grupos de vigilancia independientes dijeron que irían a Douglas, por lo que convenció al Ayuntamiento de aprobar una resolución que estableciera que "no son bienvenidos en nuestra ciudad".
El ex alcalde sostuvo que la retórica de odio no lo indujo a rendirse. Tampoco logró que rompiera sus relaciones con la ciudad vecina de Agua Prieta. Sus esfuerzos han sido reconocidos en esa ciudad mexicana, cuya población llega a 200,000. Incluso un vecindario fue llamado "Colonia Ray Borane" y el alcalde de Agua Prieta, Vicente Terán, nombró a Borane Jr. como su asesor en temas fronterizos.
Determinación
en la sangre
Algunas familias latinas de Arizona han llevado la determinación y la ambición en la sangre durante mucho, mucho tiempo.
Por ejemplo, Art Ruiz, el nuevo director del Grupo de Desarrollo Comercial y Multicultural (Multicultural Business Development Group) de State Farm ha prestado servicios a la compañía de seguros por 31 años. Recientemente la compañía le "prestó" dinero para iniciar el Center for Community Development and Civil Rights de la Arizona State University, fundado por Raúl Yzaguirre, ex director general del National Council of La Raza o NCLR. Asimismo, se desempeñó como miembro de la mesa directiva del Raza Development Fund en Phoenix.
Art Ruiz, de 63 años, nació en Bisbee. Afirma que su familia ha vivido y prosperado en Arizona durante más de 100 años.
Sus abuelos paternos vinieron de Bacoachi, Sonora, y Chihuahua. Sus abuelas maternas eran de Álamos y Hermosillo, Sonora. Parte de su familia provenía de Bélgica.
Algunos de sus abuelos eran rancheros y comerciantes en México. Durante los años de 1908 a 1911, se dirigieron al norte para escapar de los disturbios causados por la Revolución Mexicana en Sonora. Después de mudarse a Arizona, trabajaron en comercio o en las minas. Su padre, Arturo, trabajó en la mina de cobre en Bisbee. Uno de sus tíos, Rafael Ruiz, fue el primer hispano elegido en el Ayuntamiento de Bisbee. Uno de sus primos fue jefe de la oficina de correos en Bisbee.
Ruiz cuenta que en conversaciones con su madre aprendió que algunas escuelas ligadas a campos mineros ofrecían una buena educación.
Por lo general, eran también escuelas segregacionistas. "Mi madre era una estudiante sobresaliente en la escuela", indicó Ruiz. "Su amiga, Pearl Rojo, le preguntó a mi mamá por qué su nombre no estaba en la lista de los primeros alumnos de la escuela. Ella fue a buscar su nombre (Bertha Navarro) y era cierto". Su nombre no aparecía en la lista. "¿No la incluyeron porque era mexicana?", se preguntó Ruiz. "Te hace pensar".
Ruiz manifiesta que cuando era joven los veteranos latinos de la Segunda Guerra Mundial habían establecido los cimientos para cambiar el status quo de la discriminación. Se acabó la costumbre de pagarles más a los mineros anglosajones que a los hispanos quienes realizaban exactamente el mismo trabajo.
Armando Ruiz (quien no es familiar de Art Ruiz), ejerció de 1983 a 1993 en la Cámara de Representantes y el Senado de Arizona y afirma que tiene una sólida creencia en lo que llama "las 3 F" (Fe, Familia y Fiesta), que han mantenido los mexicoamericanos durante décadas, en las buenas y en las malas.
Según Armando Ruiz, esas cualidades son especiales y permitirán a la comunidad tener una gran influencia en la dirección de los Estados Unidos ahora y en el futuro.
Armando Ruiz, de 55 años, manifiesta que se siente afortunado de haber tenido "una experiencia de vida única" que le ha permitido ser optimista, ver los problemas desde todos los ángulos y no dejarse obsesionar o agobiar por las injusticias del pasado.
Ruiz nació en Lordsburg, Nuevo México. Sus padres se establecieron al sur de Phoenix cerca de Central Avenue. Asimismo, reconoció que "tuvieron la previsión de enviarme a la Brophy High School". "Yo venía del sur de Phoenix, pero me eduqué con niños de clase media. Tuve la experiencia de vivir en ambos mundos".
Demócrata y republicano
Armando fue demócrata. Sin embargo, también trabajó como asistente ejecutivo del ex gobernador republicano Fyfe Symington. "Tuve la perspectiva de trabajar para ambos partidos".
Después de trabajar en el gobierno, realizó trabajos misioneros como laico de la iglesia católica. Además, asistió en el ministerio del matrimonio y fundó Missionaries of Mary el año pasado.
Asimismo, ayudó a formar tres escuelas semiautónomas públicas "Espíritu" en Phoenix, utilizando los fondos de la Liga Nacional de Fútbol Americano recaudados a partir de dos Super Bowls.
"Mis experiencias me han dado una perspectiva única", afirmó Armando.
"Siempre he sido consciente de las luchas (por la igualdad de derechos) y los líderes que están detrás de esas batallas. Pero al mismo tiempo soy consciente de los frutos de esas luchas. Era joven y disfrutaba estar involucrado en la política y en los nuevos medios de comunicación".
Miguel Montiel, becario de Southwest Borderlands y catedrático emérito de estudios chicanos de la School of Transborder Studies de la Arizona State University, nació en Nogales, Arizona. Obtuvo su doctorado de la University of California, Berkeley. El padre de Montiel nació en Phoenix y perteneció a una familia de "grandes hacendados y rancheros" de Magdalena, Sonora, que eran "los excluidos", afirma, "porque apoyaron al bando equivocado" durante la Revolución Mexicana. Su madre nació en Tepic, Nayarit, en México.
"Soy diferente", expresó Montiel, de 70 años, quien durante los primeros años del activismo chicano fue académico y activista, una voz que ofrecía buenos consejos y un ferviente y conocido defensor de los mexicoamericanos tanto en las universidades como en las calles. "Mi perspectiva es como mexicoamericano y como catedrático universitario". "Cuando era niño iba al pueblo en México" donde pertenecía la familia de mi padre.
Montiel por primera vez asistió a la Arizona State University en 1974 y realizó trabajos en servicios sociales en el Hispanic Research Center, así como en relaciones públicas. En la década del ochenta, se desempeñó como asistente del vicepresidente de asuntos académicos. Durante ese periodo, asistió al Institute of Educational Management de Harvard University. Trabajó para el ayuntamiento de Phoenix como parte del programa de intercambio de ejecutivos, presidió la Comisión de Servicios Humanos (Human Services Commission) de la ciudad y perteneció a la Junta del Centro de Arizona para Políticas Públicas (Board of the Arizona Center for Public Policy) y al Consejo Judicial de Arizona (Arizona Judicial Council). Su último libro es Resolana: Emerging Chicano Dialogues in Community and Globalization, publicado en 2009, y es un estudio sobre cómo los latinos se reúnen, discuten y deciden sobre los procedimientos.
Observador del
esfuerzo chicano
Con el tiempo, Montiel se ha convertido en un ávido observador de los esfuerzos de los chicanos en Arizona por organizar su comunidad. Asimismo, también ha brindado asesoramiento desde el punto de vista académico a los organizadores de muchos de los grupos comunitarios de latinos pioneros. Montiel considera que la comunidad mexicoamericana "no es diferente a otros grupos" de personas en Arizona. "Los mormones, colonos, los indios americanos... todos esos grupos se han integrado, algunos mejor que otros".
Sin embargo, los latinos son parte intrínseca de la fundación y creación de Arizona desde sus primeros días como territorio y luego como estado. Los mexicoamericanos "contribuyeron enormemente en la defensa de este país en la Segunda Guerra Mundial y en Irak, aunque no sé en qué magnitud lo hicieron cuando participaron en la Guerra de Vietnam. Han sido muy valientes. No se les puede identificar por su gran riqueza, pero tenemos que reconocer sus sacrificios personales y sus logros".
Pero ¿y la historia del futuro? ¿Llegará la inevitable mayoría de latinos a convertirse en una fuerza latina en el gobierno, en el comercio y la industria, en el acceso al tipo de vivienda y vecindarios en los que viven muchos anglosajones? "Las cifras y la tasa de natalidad no son los mejores indicadores de lo que sucederá en el futuro", manifiesta Montiel. La tasa de natalidad seguirá siendo alta. "La inmigración es el resultado de la economía. Se produce cuando hay buenas oportunidades. Si la situación económica de Arizona mejora, habrá una llegada de inmigrantes".
En un futuro, afirma, habrá "una brecha generacional". Esa brecha -una diferencia en la manera de proceder de las organizaciones latinas e incluso en las familias latinas- probablemente ya existe. Montiel cita al filósofo español, José Ortega y Gasset quien dijo: "se impulsa y se crea historia siempre que las diferentes generaciones se ponen de acuerdo". La generación de mexicoamericanos que lograron un liderazgo y organizaron agitaciones en la década de los sesenta y setenta "no está de acuerdo con los jóvenes". Ese hecho, al igual que el cambio demográfico y el resultado del voto chicano, va a influir en lo que suceda en la próxima década.
Sentarse junto
a Jan Brewer
Los mexicoamericanos en Arizona logran cada vez más un reconocimiento en las artes: en la pintura, la cerámica, la escultura, la música y la literatura.
No fue sino hasta 1995 que Stella Pope Duarte, quien se crió en el barrio de Sonorita al sur de Phoenix, empezó a escribir. Sin embargo, ya había logrado reconocimiento a nivel nacional por sus dos novelas y dos colecciones de cuentos, todos ellos sobre las experiencias de las latinas.
Su novela más reciente y ganadora del premio American Book, If I die in Juarez, se centra en la ola de asesinatos de mujeres jóvenes, la mayoría de ellas maquiladoras en Ciudad Juárez, que comparte la frontera con El Paso, Texas. Su obra más reciente es Women Who Live in Coffee Shops and Other Stories, publicada en 2010.
El actual clima de hostilidad hacia los latinos en algunas partes de Arizona tiene raíces históricas, en las actitudes de los anglosajones hacia los mexicanos y los chicanos, reconoce Duarte.
"Lo llamo contragolpe y chivo expiatorio", afirmó. "Cuando las cosas van mal, culpemos a las drogas. Si se trata de desempleo, se debe a los mexicanos que viven aquí. Todo se centra en 'Vamos a encontrar la manera de sacarlos de aquí'".
"Esto no es algo nuevo. Los contragolpes no son algo nuevo. No sabía que este tipo de cosas podía volver. Es triste que se utilice la misma retórica y que digan 'La razón por la que nos encontramos en esta mala situación económica es porque esa gente nos está quitando nuestros trabajos'.
Duarte mencionó que en la última ceremonia del Phoenix College para celebrar el aniversario número 90 de su fundación, la invitaron a ocupar un asiento en el escenario junto con la gobernadora Brewer. "Y dije: 'Esta gobernadora no ha hecho nada más que perseguir a la población latina y no me sentaré junto a ella'".
La escritora declaró que ha entablado diálogos positivos con el público anglosajón al hablar sobre sus libros y compartir su visión de Arizona en la actualidad. En uno de sus últimos discursos ante 800 personas en la comunidad de Green Valley, al sur de Tucson, formada en su mayoría por jubilados anglosajones, "les dije que vengo de México, la nación de los aztecas y los mayas. Ellos no sabían eso. Sin embargo, no es su culpa que no supieran al respecto".
"Hay una fuerza positiva. Se cuenta con varios futuros líderes latinos brillantes y prometedores. No están llenos de ira, más bien proponen: 'Esto es lo debemos hacer. Hagámoslo', afirma Duarte acerca de cómo ve a Arizona en los próximos 25 años.
Además, el voto organizado de los latinos "cambiará la capacidad de los anglosajones para perseguirnos. Las votaciones actuales ya reflejan esa realidad.
"A decir verdad, una vez que el temor desaparece, los anglosajones ya no temen la presencia de los latinos. Y ese miedo hacia nosotros definitivamente está desapareciendo entre los jóvenes".
Un árbitro de basquet
Tommy Núñez, de 73 años, de Phoenix, fue el primer árbitro latino en la NBA. También es un ex cabo de la Infantería de Marina. Es una persona optimista y llena de energía que creció entre 9th Street y Washington, que sigue recibiendo elogios y cosechando éxitos.
Además, es una persona modesta. Su increíble experiencia en la NBA según él "no es nada del otro mundo". El prejuicio y la discriminación existen, pero no deja que lo afecten. Hay muchísimas cosas que disfrutar, expresó. Según Núñez, él consiguió ese trabajo porque era bueno en lo que hacía, eso es todo.
Otra de sus particularidades es su estrecha relación con la comunidad de chicanos en Phoenix y su disposición para trabajar con los jóvenes latinos.
En 1974 participó en la creación de un programa de verano para jóvenes, motivado por la organización Chicanos Por La Causa. Durante veinte años, trabajó con las autoridades locales para incluir programas deportivos para jóvenes de escasos recursos económicos.
Desde hace 31 años dirige el torneo Clásico Hispano (National Hispanic Basketball Classic, un espectáculo de básquetbol que se realiza en el fin de semana del Día del Trabajo y que ha logrado reunir a 72 equipos que disputan 167 juegos en 6 gimnasios.
Núñez afirma que está muy ocupado como para preocuparse de las posturas antilatinas.
"Se trata de aproximadamente un 10 por ciento -apenas eso- de personas a las que les desagradamos. La mayoría no es de esta ciudad y no se frecuenta con mexicanos.
"Somos muy mal vistos por lo que pasa en la frontera. Sí, hay gente que es antilatina. Aunque yo creo que no se trata de una lucha por lograr aceptación. Siempre habrá racistas vy racismo".
"Lo bueno es que cada vez hay más latinos inteligentes e instruidos. Cuando era joven no fui a la universidad. La mayoría de nosotros no iba a la universidad. Teníamos que trabajar. Fueron los hijos de los mineros quienes prepararon el camino, quienes empezaron a ir a la universidad porque sus padres los educaron para lograrlo. Creo que esa decisión fue muy acertada".
Fiestas Patrias para todos
La doctora Mary Jo Franco French, una dinámica mujer cuyo esfuerzo ha cambiado y mejorado muchas vidas tanto en los Estados Unidos como en México, nació en Phoenix en enero de 1936. Sus padres fueron Jesús Franco, cónsul mexicano en Phoenix, y Josefina Carrascoso de Franco, editora de El Sol, un periódico semanal en español. Jo Franco se casó con el oftalmólogo Alfred Robert French. La pareja disfruta de participar en los asuntos de la comunidad en todos los niveles.
Jo Franco asistió a la Xavier High School y se graduó de la Arizona State University. Sin embargo, obtuvo su licenciatura en medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Jo Franco trabajó en la Secretaría de Salud y Bienestar de México, en el Comité Médico de los Juegos Olímpicos de 1968 y en el Instituto Nacional de Nutrición de México. En 1952 en representación de la comunidad mexicana de Phoenix, le entregó una medalla al presidente Miguel Alemán de México.
En Phoenix, Mary Jo fue editora de El Sol de 1970 a 1980. Realizó varias funciones para la Diócesis de Phoenix durante la visita del Papa en 1987 y trabajó para la organización Alma de la Gente. Asimismo, fue miembro del Comité Asesor del Departamento de Defensa de los EU para Mujeres en los Servicios (U.S. Defense Advisory Committee for Women in the Services). Además, fue directora ejecutiva de la organización Hispanic Health Coalition. Como mujer conocedora de la historia y cultura mexicana y de las vidas de los mexicoamericanos en Arizona, se encargó de que su herencia mexicana se pudiera celebrar con entusiasmo en Phoenix. Sus padres y posteriormente ella fueron los organizadores de las Fiestas Patrias que fueron realizadas a gran escala y que se volvieron populares (especialmente durante los años sesenta) no solamente entre los latinos, sino también entre los anglosajones, quienes no estaban acostumbrados a socializar mucho con los mexicoamericanos, señala.
Durante mucho tiempo, las Fiestas Patrias fueron un gran evento muy popular, realizado de manera gratuita y abierto a todo el público. Sin embargo, desde hace algunos años se ha perdido la importancia de la celebración y se ha vuelto comercial.
Según relata Mary Jo, las primeras Fiestas Patrias se iniciaron a principios de los años veinte con "pequeños eventos". La celebración llegó recién a la ciudad a partir de 1936. Mary Jo había desarrollado un programa original para el evento de 1936, época en la que su padre era presidente de la Cruz Azul Mexicana. "La primera vez que mi padre llegó a Phoenix había mucha discriminación. Pero las Fiestas marcaron el inicio de una especie de entendimiento entre la comunidad anglosajona y la hispana".
Con el tiempo, "Las Fiestas Patrias se convirtieron realmente en una gran celebración. Se realizaba la coronación de la reina. Se conmemoraba el Grito. En los años treinta se ofrecía un gran banquete en el que se invitaba a todas las autoridades anglosajonas".
"Pero ahora todo se ha comercializado. Realmente es una pena. Incluso hay autos de plataforma baja (low riders) que no tienen importancia histórica alguna en México. Ahora se obtiene mucho dinero de las celebraciones. Incluso se paga para poder asistir. "Ya no existe una celebración única de las Fiestas Patrias. Era un evento muy importante. Se podría decir que en los años sesenta, las Fiestas Patrias marcaron el inicio de la socialización de los dos grupos (anglosajones y latinos). Muchos anglosajones solían asistir".
Esta celebración ayudó a eliminar algunos de los letreros de discriminación más indignantes, afirma. "Cuando mis padres por primera vez llegaron a Phoenix, el Riverside Park ubicado en South Central tenía una piscina. Había un letrero que decía: 'No se permite el ingreso de mexicanos ni de perros'. A mediados de los años cincuenta, mi padre logró que el alcalde de Phoenix quitara ese letrero. "El obispo y (la Basílica) St. Mary decidieron (en 1919) que los hispanos no podían ir a misa como los demás: tenían que ir al sótano - a pesar de que los 3,000 mexicanos católicos que vivían en Phoenix ayudaron a recolectar fondos para construir la iglesia en 1881. No se hablaba español en las misas en el sótano. Los inmigrantes extrañaban la música y el esplendor de las misas en México. Esa es la razón por la que los hispanos construyeron la iglesia Immaculate Heart Church (inaugurada en 1928 en 909 E. Washington).
"Había lugares donde los mexicanos simplemente no podían entrar", relata Mary Jo. "Había restaurantes que no los atendían. No se permitía que los niños hablaran español en la escuela. Pero en los cincuenta, todo eso empezó a desaparecer".
Algunas instituciones que rechazaban a los latinos, como la Arizona National Guard, de pronto incluyeron a muchos miembros latinos. En los 70 "había una brigada de artillería conformada por todos los muchachos mexicanos de todas las pequeñas ciudades".
Actualmente la situación es "siniestra", afirma. Al regresar de un viaje desde Nogales, en uno de los retenes migratorios parecía "como si estuvieran deteniendo a cada una de las personas que tuvieran piel oscura. Pienso que la discriminación es siniestra o encubierta porque viene de las autoridades. Cada vez que se hace público, ellos lo niegan".
"Pero lo que sé me hace pensar. Me hace dar cuenta de que (el prejuicio) es más grande de lo que se piensa. La gente como Arpaio representa de alguna forma la maldad. Representa a las personas malintencionadas. Ha habido veces en la historia en las que ha existido gente así".
Un padre muy padre
El padre Tony Sotelo estuvo al servicio de la iglesia Immaculate Heart durante 13 años, de 1985 a 1998. Ha vivido en Arizona desde 1977 y también fue párroco de las iglesias Saint Catherine of Siena y Saint Augustine en Phoenix. Actualmente celebra la misa todos los días (a excepción de los sábados) en las prisiones federales, en las prisiones estatales de Lewis y Maryvale y en las prisiones del condado de Durango y Estrella.
El padre Sotelo, de 79 años, durante muchos años ha sido como "un párroco de pueblo". En mayo de 2010, se unió a las protestas de miles de inmigrantes hacia la sede del Poder Legislativo contra la ley SB1070, entre muchas otras manifestaciones de protesta en las que ha tomado parte.
Sin embargo, él cree en el diálogo. "Motivo a las personas a que hablen", expone. "Cuando finalmente resolvamos las cosas, ya no recordaremos a nuestros enemigos, sino solamente a quienes nos apoyaron".
Según relata, uno de los momentos más memorables sucedió cuando en 1989 los fieles mexicoamericanos de la iglesia católica afirmaron haber visto la imagen de la Virgen de Guadalupe en el tallo de una planta de yuca que crecía inclinada en un restaurante mexicano ubicado en 11th Street y Van Buren.
El padre Sotelo respondió al fervor religioso levantando el tallo y organizando con él una marcha hacia la Immaculate Heart: la iglesia de la Virgen María, el histórico centro de fe para los chicanos.
Para los fieles, afirma, la imagen "tenía el propósito de recordarles que la comunidad está bendecida por la Virgen María. Era un reconocimiento de todo lo que es importante para los latinos. Los hispanos son gente muy orgullosa que no teme defender sus derechos".
La comunidad mexicoamericana de Phoenix tiene una larga historia, manifiesta. Las personas que estaban a punto de morir o que necesitaban ayuda decían que no querían ver a un "sacerdote mexicano". "Y esto fue real", indicó.
"Recuerdo que multaron a mi madre por hablar español en la escuela donde trabajaba en El Paso. Al otro día durante mi sermón dije: 'Saben qué, nunca he escuchado a un funcionario público que elogie a un niño por ser bilingüe'. Hace tres meses, estaba yendo a Walmart con dos personas que hablaban muy bien el inglés y el español. En ese momento estaban hablando español, cuando alguien vino detrás de ellos y les gritó de manera ofensiva: '¡Hablen inglés!'.
"Amo este país", manifiesta el padre Sotelo. "Pero, ¿por qué suceden estas cosas?".