Editorial

No ha pasado desapercibido que el poder político de los afro-americanos en el área metropolitana de Phoenix se ha diluido a tal grado que por primera vez en décadas esta población podría quedarse sin representación en la Legislatura y en el cabildo más importante de Arizona.

La senadora estatal Leah Landrun Taylor, la única Afro-American en la legislatura, está buscando la secretaría de estado ya que no puedo re-elegirse a puestos de la legislatura. Lo triste de su partida es que hasta ahora ninguno de su raza busca un escaño en ese recinto gubernamental, lo cual podría ser el fin de una continua representación de este grupo demográfico en el gobierno estatal.

Los retos que esta etnia enfrenta son muchos, según enfatiza mi colega Daniel González en su artículo publicado en el Arizona Republic. Una población diminutiva, la falta de candidatos y un creciente número del electorado Latino que en el los últimos años ha cobrado más relevancia.

Los Afro-americanos representan solo un 4.5 por ciento de los 6.6 millones de residentes en el estado, según cifras del Censo. El número elegible para votar se ha duplicado de 103,000 en el 2000 al 207,000 in 2012, de acuerdo al Joint Center for Political and Economic Studies. En términos generales, este grupo representa menos del 5 por ciento de los 4.3 millones que pueden votar en Arizona.

Comparativamente, según anota González, el número de Latinos con derecho a votar aumentó de 616,000 en 2000 a 989,000 en 2012. Son casi el 23 por ciento del número total de electores del estado, o sea que este grupo experimentó un aumento de casi un 20 por ciento desde el año 2000.

La disparidad poblacional es muy grande. Pero los afro-americanos siempre habían sabido convencer a sus gente a salir a votar a diferencia de los latinos.

Lo que me parece irónico es que una vez más son las minorías, en este caso los afro-americanos y latinos, quienes se disputan los mismos distritos. Es casi como si entre nosotros - las minorías - tuviésemos que pelearnos por las migajas en vez de unir fuerzas.