Coincidir

El deterioro social y político en el estado de Michoacán no es nuevo, al contrario, data de décadas atrás. Cuando yo trabajaba en la radio en México conduciendo el noticiero y programa de denuncia "Dímelo Sin Miedo", en los años 90, nos visitarnos en varias ocasiones grupos de michoacanos, en uno de ellos iba Don Antonio, el líder sindical de las organizaciones campesinas en ese estado, quien denuncio públicamente y con riesgo de perder la vida, los abusos, secuestros y amenazas de que eran víctimas por parte de las autoridades michoacanas, entonces del Partido Revolucionario Institucional, así como la muerte de compañeros a los que se les culpó de la tala clandestina de árboles en la zona.

Don Antonio afirmó categóricamente que todo era una mentira creada por políticos aliados con empresas extranjeras que estaban trabajando el área y que los campesinos eran solo las víctimas, porque ellos eran los primeros en objetar el deterioro ambiental que esas explotaciones causaban.

Ya entonces el estado de Michoacán era un caos. Hace veinticinco años que ese bello estado perdió el encanto que lo distinguía. La belleza de Michoacán sigue, pero la inseguridad de sus calles o carreteras es evidente y ha detenido el desarrollo y la vida normal de la tierra Purépecha y Tarasca. A los conflictos políticos y sociales han venido a agregarse los de la criminalidad desatada por la actividad de carteles del narcotráfico.

Como consecuencia, Michoacán hoy vive no solo un conflicto político y militar, sino que ha generado el surgimiento de varios grupos armados llamados de "autodefensa" para combatir a los narcotraficantes y criminales. Hay un dicho que dice "la burra no era arisca, la hicieron" y la reacción social es evidente, en la cual a mi parecer también es "ganancia de pescadores". Narcos, políticos y otros indeseables.

Victoria Ortiz es periodista independiente. vickyram27@yahoo.com