HARGEISA, Somalia (AP) — Los treinta adolescentes somalíes —varones y mujeres— coincidieron en que la mutilación de los genitales femeninos es perjudicial y que la práctica debe abandonarse. Pero lo que realmente quisieron decir, según revelaron poco después, es que a las niñas se les deben cortar los genitales y no solamente cosérselos.
"Es nuestra tradición y si las niñas no se someten a la suna (el corte) no serán aceptadas en matrimonio", afirmó Asthma Ibrahim Jabril, de 17 años.
Los estudiantes, que forman parte de un club que se reúne después de las clases escolares en Somalilandia y que recibe ayuda del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF en inglés), analizan cuestiones como el trabajo infantil, el casamiento prematuro y la mutilación genital femenina.
El UNICEF desarrolla una campaña delicada para educar a las comunidades en Somalilandia —la parte norte de Somalia que no ha experimentado tantas convulsiones como el resto de la atribulada nación— sobre los peligros de la mutilación genital y conseguir que los líderes, que se reunirán este mes para debatir la práctica, la rechacen. Los defensores de los derechos de la infancia en casi 30 países están luchando para reducir el número de niñas sometidas al corte de sus genitales, una práctica que se remonta miles de años atrás y que los somalíes suelen vincular a los preceptos islámicos.
Las 15 niñas que se sentaron frente a los varones en la escuela primaria Jeque Nuur se han sometido a la suna, la remoción del clítoris y los labios interiores (menores). Todas dijeron que era lo correcto.
La mutilación genital femenina se da en varias formas. La otra que conocen las adolescentes somalíes consiste en coser la vagina hasta el matrimonio. En este caso todos estuvieron en contra.
"Quiero que sea erradicada. Es una antigua tradición", dijo Ikram Ismail, de 18 años. "Cuando mi madre era joven nadie podía hablar sobre eso públicamente, pero ahora la gente comprende que causa mucho daño y es por eso que lo discutimos".
La mutilación genital femenina puede causar hemorragia severa y problemas urinarios, quistes, infecciones, infertilidad y complicaciones en el parto, incluso un mayor riesgo de mortalidad del bebé. Más de 125 millones de niñas y mujeres han sido mutiladas en 29 naciones africanas y del Oriente Medio, según la Organización Mundial de la Salud.
En Somalia, la expectativa de que las niñas se sometan a la mutilación genital se relaciona con el sexo y el matrimonio. Los hombres esperan casarse con una virgen. Si la muchacha no se ha sometido a la mutilación genital se le considera impura.
El mes pasado, unos 60 líderes religiosos y cívicos en la capital de Somalilandia —una región semiautónoma en el norte de Somalia que ha permanecido relativamente pacífica durante décadas de conflicto en ese país— asistieron a un seminario y debate sobre la mutilación genital.
El jeque Jalil Abdulai Ahmed, el ministro de asuntos religiosos, les informó que la mutilación genital femenina puede provocar la muerte, dolor y problemas mentales. Amina Mohamed Jirde, esposa del presidente de Somalilandia, les rogó pusieran fin a esa práctica.
Al término del seminario, los líderes religiosos dijeron que no se pusieron de acuerdo en abandonar la mutilación genital de las niñas y por lo tanto seguirá en pie.